Con qué simpatía los niños
ven a su caramelo
con que ilusión lo desenvuelven
y se lo comen….
saboreándolo despacito
para que no se acabe pronto….
Esa es la estrategia….
el problema es cuando
hay que usar mucho la imaginación
para creer que el sapo que te estás
comiendo tiene el tacto y el gusto
de un caramelo.
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