Me he levantado con vértigo a la vida....entre el sueño y la vigilia existe una fina línea muy peligrosa donde toda mi estabilidad se devanea entre la ansiedad y el pánico a despertarme en una pesadilla.
Las intuiciones son demasiado escandalosas, marcando un paso acelerado a mi corazón que sin más, bombea violentamente mi cuerpo comunicándome que estoy en peligro...
¿Peligro de qué, miedo a qué?
Nunca fui capaz de mirar para otro lado, de dejar pasar un cavo sin atar.
Me gustan las alertas claras, los enemigos directos y fieles a su odio, los sibilinos lejos, los mentirosos ahogados por sus propias lenguas.
¿Dónde ha quedado aquella transparencia que me parecía tan natural, donde cada uno era el que era sin nada que ocultar, quizás pequeños defectos, pero sin maldad? Quizás ha quedado en la imaginación pues en realidad esos tiempos sólo existieron en mi cabeza.
Ayyy ingenua, inocente pardilla que saliste del show de Truman y ahora.....¿ahora qué?
¿Cómo vivir saltando trampas, rodeando ciénagas infestadas de puñales traperos?
Nunca podría llegar a ser un buen espía, ni agente especial. Tampoco vivir en la ocultación y el disimulo, tras el muro infranqueable de la mentira obligada, donde te desentiendes ya de tu persona para pasar a ser una marioneta de cada estrategia a trazar para avanzar....avanzar a dónde, para qué....¿para sobrevivir? ¿sobrevivir a qué?, para no morir....¿morir?, pero Señores si por ese camino ya estamos muertos......
La locura es algo tan relativo, un arma tan buena para desprestigiar, confundir o hacer enfermar....
Con una sola intención todo prodría cambiar...
Somos culebrones con piernas, potenciales seriales de mediodía dedicados a insuflar mierda en las cabezas vacías que solo se mueven por obsesiones, rencores, odios, amores apasionados, avaricia por poder............sacando lo peor del ser humano.
Y el olvido…el olvido es bueno y malo, lo primero, cuando es de modo natural para no seguir sufriendo, lo segundo porque a veces preferimos desmemoriarnos que afrontar….y eso no es real, es una opción ficticia, un opio relativo y agridulce que fumamos con ansia para no morirnos de dolor. Hacer como que no vemos, no nos enteramos para no pensar más y continuar con una vida fátua, un teatro de falsa felicidad. ¡La vida es puro teatro¡
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