Está
mi corazón
de Su llama iluminado
Mi gozo
al saberme suya
es ilimitado
Aves del paraíso
sonríen a mi paso
Lavandas y Romeros
exultantes de alegría
regalan sus aromas
al tocarlas con mi mano.
Tan invisible
tan patente
tan obvio
es el Amado!
Bebo del vino
de sus labios
haciendo mía
su palabra
Dormito al son
de su silencio
acunándome
como un neonato
Y ya no cavilo
ni elucubro.
Sin más
vivo sin miedo
en este sueño
sabiéndome libre
ligera como el aire.
Canto a la vida
y me la bailo dichosa
no cayendo ya
en la "maya" caprichosa...