Regresa el primogénito,
pródigo navegante
dejando atrás
el Mar Jónico
su preciada Ítaca,
Excelsos parajes
que le nublaron
por un tiempo,
emborrachándose
de olvido y sol
a casa….
A la hacienda de sus deberes
a la raíz de su existencia
otra vez…
a la inicial duda,
la primera
por la que se marchó
como alma en pena.
Regresa el primogénito
de todos los pensamientos,
el que constituye la esencia,
lo que soy,
con los brazos abiertos
abrazándome,
reconociéndome que sin mí
no es nada.
Absolutamente nada.
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