Hoy el sol me ha dado los buenos días, le he agradecido el
detalle dando la bienvenida al día con un poco de Jazz y mis mejores
intenciones….obviando mi espalda y las malas hierbas del jardín.
El agua mojando mi cuerpo, ha diluido en cierto modo mi
apego por la cama, me he calzado los vaqueros y me he lanzado a las siguientes
horas de consciencia.
Estoy sentada en un taburete, el mosto desde el barril me
demanda un cigarro mientras escribo y lo miro…..acabo de apagar uno.
Espero al menos unos minutos intentando ganar un mínimo
trofeo…
Observo desde la privacidad de esta esquina pública el
gentío exhibiendo su Domingo por las calles apretadas. Me siento
transparente, inmune, ajena...
Sóla en comunión con la libreta y mis pensamientos, gozando
del reencuentro con la tinta y las palabras que hoy quieren entretenerme.
La música insertada en mis oídos me aísla del bullicio
otorgándome esa paz interna…íntima sensación de soledad requerida.
Silencio, amigo mío…
dulce caricia
a veces amargo castigo
cuánto te quiero hoy!
que vienes conmigo
atento a mis pálpitos
y mi misterio.
Compleja armonía
ápice de gozo
entre tanto vocerío
ajeno…
aparte, lateral…
Y te hallo siempre
entre todos
y nunca cuando estoy sola
a la luz del sol
en un pueblo
en Semana Santa.
En este sitio
donde habito
desde hace tiempo ya
continuando siendo
un transeúnte etéreo
levitando por sus calles
disfrazada
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